Cuando comemos azúcar, nuestro cuerpo la descompone rápidamente en glucosa, que es una forma de azúcar que nuestro cuerpo utiliza como fuente de energía. Sin embargo, el azúcar procesado o refinado, como el azúcar de mesa, se absorbe rápidamente en el torrente sanguíneo, lo que provoca un aumento rápido y significativo en los niveles de azúcar en la sangre.
Cuando nuestros niveles de azúcar en la sangre aumentan rápidamente, el cuerpo libera insulina para ayudar a transportar el azúcar a las células para su uso inmediato o almacenamiento. La insulina es una hormona que regula los niveles de azúcar en la sangre. Si consumimos grandes cantidades de azúcar de manera regular, nuestro cuerpo produce más insulina para manejar el exceso de azúcar.
El problema radica en que cuando hay un exceso de azúcar en el cuerpo, la insulina favorece el almacenamiento de ese exceso de azúcar en forma de grasa. Es decir, el cuerpo tiende a almacenar el exceso de glucosa como grasa corporal, especialmente en el tejido adiposo alrededor de la cintura y el abdomen.
Por otro lado, los carbohidratos complejos, como los que se encuentran en los cereales integrales, las legumbres y las verduras, contienen fibra y se descomponen más lentamente en glucosa. La fibra presente en los carbohidratos complejos ayuda a ralentizar la digestión y la absorción de azúcar en el torrente sanguíneo, lo que evita los picos rápidos en los niveles de azúcar en la sangre y la liberación excesiva de insulina.
Además, los carbohidratos complejos a menudo contienen más nutrientes y vitaminas esenciales que el azúcar refinado. Esto significa que te proporcionan una fuente de energía más sostenida y te ayudan a sentirte satisfecho durante más tiempo.
En resumen, el azúcar puede contribuir más al aumento de peso porque se digiere y absorbe rápidamente, lo que provoca picos de azúcar en la sangre y estimula el almacenamiento de grasa. Los carbohidratos complejos, por otro lado, se descomponen más lentamente, ofrecen nutrientes adicionales y ayudan a regular los niveles de azúcar en la sangre de manera más estable. Por lo tanto, es recomendable limitar el consumo de azúcares añadidos y optar por fuentes de carbohidratos complejos más saludables.
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